domingo, 14 de diciembre de 2008

Las Margaritas y los cerdos

De los grandes misterios femeninos, uno de las que más me sorprende
-por su creciente repetición entre algunas mujeres- es sin duda el Síndrome de La Margarita.
Con este nombre, yo denomino a esa extraña inclinación que tienen algunas féminas de malgastar su tiempo, inteligencia y belleza, una y otra vez, con un tipo que las maltrata.
La Margarita, podría definirse (según mi teoría) como una mina que supera la media.
Le sobrarían motivos para creersela, porque generalmente es linda. O incluso, en los peores casos, muy linda. Y encima es un mina que cae bien. No es linda boba, digamos, es linda copada. Se ríe de los chistes machistas, tiene un gran sentido del humor y se convierte en el centro de las reuniones apenas llega. Además, casi siempre, esta chica es profesional y tiene un buen laburo.
Sin embargo, pese a que la tiene atada, ella no se la cree. Va por la vida ganándose todo a pulmón, por derecha, sin cagar a nadie. Es lo que llamaríamos una mina de fierro y gracias a eso, ha cosechado muy buenos amigos que la bancan en todas.
Pero el problema de estas mujeres, es que su casi infalible capacidad para triunfrar en todo lo que hacen, resulta totalmente inútil al momento de elegir a sus parejas.
Sí, así como la ven, tan buena para todo en la vida, La Margarita es un imán de chantas. Y de los peores chantas, si me permiten.
Piensen concienzudamente en las mujeres que conocen, y al menos una dentro de su entorno padece de este síndrome. Sabrán quien es rápidamente, porque su nombre suele ser acompañado de frases tales como "No, Margarita no tiene novio; "Pobre Margarita, nunca la emboca con el pibe que elige"; "Otra vez el flaco la engañó". Claramente, el síntoma característico de esta patología, es pifiarla con los tipos.
Pero pifiarla en serio, pifiarla con ganas, no hablo de salir con un imbécil dos veces y seguir adelante con tu vida. Hablo de que estas mujeres se enamoran profundamente de salames que lo único que hacen es mentirles, engañarlas, prometerles imposibles y finalmente, hacerlas mierda con la odiosa frasesita "es que sos mucha mina para mi".
¡Claro que es mucha mina para vos pelotudo!. El problema es que Margarita no lo ve, y si lo ve, lo niega. Para ella el tipo es bueno hasta cuando sabe que la cagó. Ella perdona, y perdona como Dios manda, olvidando la falta.
Ella acepta, asume, espera y comprende. Como en el resto de sus cosas, pone todo de sí, se compromete toda, su metro sesenta y cinco, sus 53 kilos, su título universitario y sus futuros hijos. Todo. Y pide muy poco a cambio.
Entonces aparece un desgraciado, que al principio se emboba con esta mina que se las sabe todas, pero que termina abandonándola siempre. Y cada que vuelva con él, él la va a dejar otra vez.
Pero Margarita vuelve a intentarlo, esperando que este no sea tan mentiroso como el anterior, o tan inmaduro como el de antes. Que prefiera sus piernas a las de Messi, y que cuando duerma con ella, no sueñe con otras. Que de vez en cuando se acuerde de llamarla primero cuando le pasa algo bueno, o el día de su cumpleaños, la invite.
Lo intentará con toda su voluntad, su belleza y su intelecto, convencida de que esta vez sí, las cosas serán distintas. Y deseará tanto que así sea, que con sus solas ganas alcanzará para hacer marchar otra nueva relación que desde el primer día, está destinada al fracaso.


Lamentablemente, yo no soy psicóloga, socióloga o algo que termine en "óloga", así que todavía no pude encontrarle a este maldito síndrome la raíz, la causa, la última ratio que me ayude a entender porque a Margarita, le cuesta tanto encontrar uno que la merezca.
Les dejo la inquietud.
Si ustedes lo saben, explíquenmelo, porque mi torpe cabecita, no puede concebir que existan estas mujeres tan especiales, estás Margaritas tan lindas, y que de ellas, solo puedan comer los cerdos.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Muerte de un viajante*

(*) Advertencia: Este no es un post de los de siempre. Es un cuento corto y el único humor que contiene es negro. Y sí, le robé el título a Arthur Miller.

Esta mañana maté al chofer de la combi.
No lo premedité. No estaba en mis planes hacer esa escala antes de llegar a mi trabajo. Pero estuve en el momento y el lugar justos. Y lo maté.
Lo cierto es que estábamos solos en una camioneta Renault Transit acondicionada como minibus. Él, al volante. Yo, justo detrás suyo. En la primer fila de asientos dobles.
Nos habíamos saludado afablemente cuando subí a su combi -buenos días señor de la combi-, sonriendo. Sonaba una FM en castellano, tolerable. Me senté en el primer asiendo, como es mi costumbre. Y cerré los ojos -yo siempre duermo camino a Lanús-.
Comenzaba a disfrutar del runrun embriagador de la autopista cuando algo quebró mi frágil ensoñación. Un sonido. No, un ruido. Un ruido ensordecedor y monótono.
Traté de concentrarme en lo que soñaba, pero el volumen del ruido crecía. Era música.
Una música demoníaca, centroamericana. Gemidos e ininteligibles palabras se mezclaban con repique de tambores y acordes electrónicos. El chofer tarareaba al compás.
Respiré. Conté hasta diez y volví a cerrar los ojos. No hubo caso. El volúmen de la monótona melodía era insoportable -Baila morena, baila morena, perreo pa los nenes, perreo pa las nenas - retumbaba en mi cabeza.

No lo pensé, metí la mano en la cartera y saqué la trincheta que uso para sacar punta a mi lápiz negro. Y se la hundí en el cuello al chofer con fuerza. Tuve buen tino, pues estábamos con en el semáforo en rojo. Él intento defenderse de un manotazo, pero el apoya cabezas amortiguó el golpe, que apenas sentí. En cuestión de segundos dejó de moverse.
La sangre empezó abrirse paso entre la trincheta y la carne. Gotita a gota.
No me impresionó.
La arteria se hinchaba, tenía que eliminar la presión así que saqué el arma del cuello. Ahora la sangre salía a borbotones.
El semáforo se puso en verde. Volví a sentarme y limpié la trincheta con un Kleenex que después tiré al piso de la combi. Cerré los ojos y me dormí.

Me despertó un bocinazo no se cuantos minutos más tarde. Me paré, tomé mi cartera y pateé un Kleenex que había en el piso abajo del asiento -Me bajo en Castro Barros- le dije al chofer.
Abrí la puerta y bajé mirando hacia atrás -me asustan las motos en la Avenida-. Cuando cerré la puerta sonaba "Baila Morena" en el interior de la combi.

lunes, 24 de noviembre de 2008

29 pirulines


Que los cumplas feliz, que los cumplas feliz, que los cumplas Anette, que los cumplas feliz!!
Hoy cumplo 29 pirulines (que son parecidos a los pirulos de ustedes pero más divertidos) y lo quería compartir con mis lectores con esta humilde tortita virtual, de la cual se pueden servir más de una porción si lo desean.
A propósito de mi onomástico, les prometo un post autobiográfico para esta semana. Gracias por leerme,
Anette

sábado, 15 de noviembre de 2008

Esas malditas perfectas

Hace un par de semanas, una mañana de viernes, me tocó salir de trámites con un pronóstico de 100 % de probabilidades de tormenta. Calcé mis clásicos pantalones negros (que saben ir solitos a tribunales ida y vuelta), mis zapatos simil charol, mi viejo impermeable y con el paraguas compradoenlapuertadelpalacio* en mano, partí hacia la aventura laboral.
Una hora después, los cumulus y los nimbus empezaron a chocar, y el trueno más estampatoso que hayan oído hizo temblar la city porteña. Me reí por dentro, sabiendo que contaba con mi kit para días de lluvia y seguí caminando, envalentonada.
Dos cuadras más tarde, las gotas tenían el tamaño de una sandía, y mis zapatitos simil charol comenzaban a emitir un humillante "cuij cuij" a cada paso. El viento se huracanaba y mi paraguas se blandía de un lado a otro, inmanejable ante el vendabal. Inútiles fueron mis esfuerzos. Una ráfaga infernal, precedida de un torrencial chaparrón, arrancaron de mis manos el paraguas, que fue a morir bajo las inmorales ruedas del 12. Y junto con él, mi amor propio.
Así, en menos de un segundo me encontré sin paraguas, completamente empapada, con el pelo hecho un nido de caranchos, los papeles desparramados, y el ánimo por el piso. Llámenme exagerada, pero en ese momento, me sentía el ser más desgraciado y chiquito del planeta. Y pensé "nada peor que esto me puede pasar jamás".
Hasta que la ví.
Ahí estaba ella, parada junto a mi protegiéndose de la lluvia, la creación más bella de la naturaleza. Aquella por la que Adán renunciaría de nuevo al paraíso, por la que cualquier tipo sacaría los ojos de la tele. Ahí estaba ella. Completa y diametralmente opuesta a mi. Mi antítesis. El Alfa de mi Omega. El Yin de mi Yan. El jamón crudo español de mi grasienta picada. Yo, el pollo mojado. Ella, la maldita perfecta que en mi un día de lluvia deja de serlo.
Ignorándome, como se ignora una bolsa de basura, su preciosa humanidad reposaba en los 10 centímetros de taco de sus zapatos Prüne. Burlón, su trajecito gris, apenas salpicado por unas gotas impertinentes, se reía en silencio de mi chorreado pantalón negro. Y su moderno pilotin color caqui me inspiraba la más profunda y vil envidia.
Pero ninguno de mis sentimientos fue tan criminal, como el que experimenté al ver su pelo. Su corte en prolijas capas, su flequillo perfecto, sin un pelito fuera de lugar, sin una mínima muestra de la tempestad que acaba de desatarse, generaron en mi un odio del que nunca me hubiera creído capaz. Tuve que bajar la mirada, un segundo más de su melena impecable y no sé de que hubiera sido capaz.
Pero logré contenerme.
Porque tuve que reconocerle, aunque me dieron ganas de ahocarla, que no es culpa de ella haber nacido así. No es perfecta a propósito. Entendí de repente, que algunas tienen la capacidad nata de no mojarse en medio de un temporal, mientras que nosotras somos incapaces de llegar a las cinco de la tarde sin una mancha en la camisa.
Que para ellas, la sensación términa es algo psicológico: en pleno verano no se las verá jamás derramar una gota de sudor, y con 3º bajo cero, caminarán como si nada con un capita divina de cashemire como único abrigo, mientras una se congela, aún cuando parece el muñeco de Michelin de tanta camiseta que lleva encima.
Ellas tienen pies a prueba de ampollas, y el esmalte sí les dura una semana entera sin saltarse irrespetuosamente en la punta de las uñas. Se ponen cualquier trapo y les queda elegante, mientras nosotras nos echamos el ropero encima y seguimos pareciendo pordioseras. En su cartera nunca encontrarás un Bic explotada ni un Carilina usado pegoteando los mil boletos del 37 que tenemos nosotras.
Así son esas malditas. Perfectas. Tan prolijas e inmaculadas como nosotras jamás seremos. Tan planchaditas y sobrias como solo en sueños nos veremos alguna vez. Tan lindas y cuidadas que parecen escapadas de la tapa de la Cosmo. Así son las malditas perfectas, las que siempre están cerca cuando pensás que no podés sentirte más fea, para demostrarte que sí podes.
Y así somos nosotras, el resto de las mujeres, que solo podemos pedirle a Dior que nos libre de cruzarnos con ellas en un día de lluvia...
*Gracias Claudio Gabriel!

lunes, 10 de noviembre de 2008

Mujeres sin tren (Las Boludas y yo Vol. IV)

El fin de semana que pasó, viajé a mi pueblo para asistir a la boda de mi amigo Valentín.
El mío, es un pueblo chico. A unos 170 km de Capital Federal, a orillas de un evaporado Río Salado, se emplaza General Belgrano.
Años atrás, supo ser un punto de atracción pesquera y balnearia, pero las poco felices administraciones municipales y provinciales, hicieron que Belgrano perdiera gran cantidad de visitantes cuando el tren, dejó de llegar a su estación. Así como ocurre en muchos otros pueblos del interior, el mío se quedó sin tren hace más de quince años.
Lentamente, la estación se fue convirtiendo en Museo, los durmientes fueron despertados y los viejos rieles levantados. Hasta que hoy, no queda más testimonio de la época en que la chanchita llegaba de Buenos Aires, que la memoria de quienes la padecimos alguna vez.
Desde entonces, soy una pasiva expectadora de la decadencia del lugar donde pasé eternos veranos en la pileta municipal, la cueva de Juliana o la casa de mi tía Pitty.
A mi ojos, pareciera que junto con el tren, dejaron de llegar a Belgrano los cambios, la alegría y el futuro. El Río se echó a perder. El camping se arruinó. Cerró Sofía por primera vez en 25 años y mis paisanos empezaron a caminar con paso más cansado, a mirar con desconfianza a los de afuera. A mis ojos, lo único más triste que mi pueblo después de que perdió el tren, son algunas mujeres de ese pueblo, que parecen haberlo perdido también.
Para las que no crecieron en una metrópolis (o su conurbano), la vida puede ser un poco distinta a la nuestra. Llegada una cierta edad, las opciones que el pueblo te brinda son pocas. Es en ese crucial momento, algunas eligen irse a intentar otra vida en algún lugar distante, donde exista más de un semáforo. Otras, a veces por imposición, a veces por elección, se quedan ahí, viendo pasar la vida igual que ven pasar a las mismas vecinas en bicicleta. Ésas son las mujeres tristes a mis ojos.
Ésas que desde chicas, tienen que aprender a convivir con la monocorde rutina del pueblo chico, del qué dirán, de la inacción, del aburrimiento, del infierno grande. Ésas para quienes la realización pasa por enterarse primero del chisme, descubrir a una infiel in fraganti o casarse con el novio de otra. Aquellas para quienes los planes se reducen a terminar rápido aquello que hagan, para juntarse a sufrir por su destino miserable de pueblerinas amargadas. Ellas se adaptan a esa vida sin vida, sin darse la oportunidad de un cambio, la posibilidad de otra distinta.
Temorosas de la soledad, se aferran a sus fallidos romances con la fuerza que solo una mujer desesperada puede tener. Cómo único remedio al paso del tiempo, se regodean de sus angustias creyéndose heroínas por sufrir tanto por áquel que las engañó, las humilló y las olvidó tan rápido.
Esas mujeres, no conocen más felicidad que la de un texto pidiendo que esperen hasta que amanezca para verse a escondidas con el que les quita el sueño. No saben de compañías fieles ni conversaciones francas.
Como el río, estas mujeres inteligentes y hermosas, se van secando en la creencia de que eso es lo que les tocó y así debe ser. Y yo me niego a creer que eso pueda ser lo que eligieron. Me niego a pensar que aquellas con las que compartí una infancia y adolescencia llena de sueños e ideales sean ahora las de los ojos cansados y esperanzas rotas que eligen dejar pasar la vida en vez de vivirla.
A mis ojos, nada es más triste que esas mujeres, que como los viejos andenes de la estación de mi pueblo, se quedaron sin tren, sin cambios, sin alegrías, y sin futuro.

lunes, 20 de octubre de 2008

La edad de merecer

Hace un par de días, hablando de que en menos de un mes cumplo 29, alguien conocido me dijo: "Ah, ¿29 cumplís? no sos tan jovencita entonces...". No, no soy tan jovencita ... ¿Hay algún problema con que no lo sea?.
Porque a mi, no me genera ningún trauma saber que en unas semanas empiezo a vivir mi último año de veinteañera, ni me preocupa si estoy entrando o no, en lo que algunos infelices llaman edad crítica.
Esos infelices para quienes cumplir años -después de haber pasado los 25- parece más una tragedia que un hecho natural de la vida. Y que en vez de hacer terapia para superarlo, torturan al resto de los mortales con su insoportable miedo al reloj biológico y van por la vida tarareando For ever young.
Para este segmento del imaginario colectivo, el hecho de que yo crezca, es perjudicial. Porque están convencidos de que madurar significa únicamente sentar cabeza, guardar para mañana o descansar más los fines de semana. Porque no le ven la parte buena a eso de ir cambiando, eligiendo cosas nuevas, aprendiendo de lo pasado y proyectando el futuro.
Mi edad, resulta crítica para ellos, porque asumen que solo hay dos caminos posibles llegado este momento de la vida: volar a Nunca Jamás y ser para siempre jovencitos, o cerrarle la ventana a Peter y los niños perdidos, y volverse viejos.
Yo en cambio, trato de vivir mis casi 29 como una etapa única.
No siento nostalgia si me comparo conmigo hace un par de años, porque todo lo que viví hasta ahora me llevó a ser la persona que soy hoy. Y hoy soy una persona más sabia y más linda que ayer. Ni me veo en desventaja con las generaciones más nuevas, porque lo que me sobra de edad, a ellas les falta en experiencia, y yo elijo cada uno de los días vividos a tener 3 o 4 años menos.
Por eso no entiendo a los que pretenden que no esté feliz con mi madurez, con mi presente, con mis proyectos. Por eso me río de los que me piden que diga que tengo "28" hasta el 24 de Noviembre, como si un par de días más o menos cambiaran la realidad.
Y la realidad, es que estoy en la mejor edad. La edad de las desiciones, de los cambios, de los objetivos que empiezan a cumplirse. La edad de mirar lo que conseguí hasta ahora y sentirme feliz de saber es justamente, lo que yo quería. Sin importarme a quien le pese, estoy creciendo y está buenísimo.
Y no me pienso perder nada de lo que me espera. Voy a hacer todo lo que tenga ganas. Me voy a casar, voy a tener hijos, voy a renegar con mi marido y a tener plantas. Algún día me voy a comprar una casa con un perro peludo incorporado. Voy a laburar mucho y a dormir mucho después. Y me voy a operar todo cuando todo se caiga por efecto de la gravedad.
Pero mientras tanto, voy a seguir emborrachándome en Bangalore, yendo a comer con las chicas a La Colonia, escribiendo este blog y sintiéndome chiquita y perdida algunas veces. Voy a tener las mismas dudas, los mismos caprichos y las mismas ganas de pasarla bien. Voy a seguir siendo Anita solo que con un par de noviembres más.
Y a los que les parezca que por pensar así me estoy poniendo vieja, les recomiendo que se animen a ponerse un poco viejos también. Y que empiecen a vivir con un poco menos de miedo a la edad, porque la que tenemos, es la edad de merecer, y lo que nos merecemos es vivir lo más plenamente que podamos, cada minuto de nuestras vidas.

jueves, 16 de octubre de 2008

En letra cursiva y colores....

Los de la izquierda son los dibujitos que le regalé allá por 1986/7 a Sole. Me los mandó por mail esta tarde.
Sole fue mi mejor amiga de 1º a 5º grado. No la veía desde 1990. Me reencontré con ella hace una semana, cuando me mandó una solicitud de amistad a través de Facebook.
Dios los cría y Facebook los amotona, pensé cuando nos hablamos por msn después de 18 años sin vernos...
Hoy, escribo este blog desde un teclado.
Hace más de 20 años, escribía cartitas en letra cursiva y colores.
El de hoy, es un post cortito. Simplemente una imagen de Anette a los 6 años.

viernes, 10 de octubre de 2008

Madre NO hay una sola (por suerte)

En vísperas del día de las Madres, un post especial. Es largo, pero el tema daba para mucho. Como bien dice el título, madre no hay una sola, hay muchas. Por eso, les describo algunas de las que me he cruzado en el camino. ¿Consejito? Leánlo de a poco y después me comentan cual de todas es la de ustedes (o cual de todas son ustedes!). Buen finde y feliz día a todas las madres...!!

1. La idishe mame criolla:
Madraza si las hay, la criolla se diferencia de idishe mame original por su sangre no moishe, y porque la nuestra no insiste en culpar a sus hijos por todos sus males. Abnegada, dejó de trabajar el día que tuvo su primer atraso y no volvió a hacerlo hasta que el juez la declaró soltera nuevamente. Eso sí, a esta altura, su hijo mayor ya tenía 20 años y la nena, había cambiado de novio varias veces. La mame sabe lo que es no dormir la semana previa al cumpleaños de alguno de sus chicos. Armó más de 1.300 souvenires. Horneó 2.000 pizzetas. Cosió 30 disfraces, pegó 800 curitas. Se desveló con un termómetro en la mano y lloró cuando los pichones dejaron el nido. Tiene un rincón de la casa donde acumula cosas de su hija "la artista" y nunca se pudo desprender del primer rulo de su hijo. No fue a la universidad, pero es chef profesional, diseñadora de modas, enfermera licenciada y abogada aguerrida. Y psicóloga, sobre todo, psicóloga. Para la mame criolla, sus vástagos nunca serán lo suficientemente adultos como para olvidarse de recomendarles que se abriguen, que no tomen nada que no hayan abierto frente a ellos, y que se cuiden. Esta madre cría mujeres algo sumisas e hiperactivas. Sus varoncitos suelen ser cómodos y consentidos.

2. La mal casada:
Casada de apuro y divorciada a las patadas, es una madre fatal. Treintona, vive con su hijo único en un departamento de dos ambientes lleno de juguetes y tecnología adquirida en 24 cuotas. Madre por casualidad, no tiene mucha idea de nada. En su casa, generalmente se come poco y mal. Salchichas, patitas Granja del Sol y arroces listos son el alimento básico. Pocas veces ayuda a su hijo con las tareas porque le cuesta mucho concentrarse en otra cosa que no sea arruinarle la vida a su ex, a quien cada tanto le niega el derecho de visita rompiéndole el corazón a padre e hijo. Vive afectada, histérica y desocupada. Incapaz de mantener una relación real, sale con cuanto tipo la invita, a los que les dice que es soltera y no tiene hijos. Y aunque quiere bastante a su chiquilín, pocas veces sabe demostrárselo de otra manera que comprando todo lo que le pida. La mal casada cría hijos inseguros, consumistas y resentidos.

3. Mamá 2000.
Graduada universitaria, moderna y casada sin clichés, se convirtió en mamá apenas pasados los treinta. Subió algunos kilos con el embarazo, pero se untó tantas cremas y caminó tantos kilómetros, que casi no se le notaron después del parto. Lejos de la culpa que sienten algunas al dejar a sus hijos para ir trabajar, esta se las ingenia perfecto para poder crecer en lo profesional, ser madre y mujer, sin descuidar ninguna de las tres cosas. Así, lo mismo se encuentra en su bolso un pañal, un esmalte de uñas o una laptop. Tiene un marido divino que la ayuda y es un padre comprometido. Es super organizada. Cocina solo una o dos veces por semana y friza kilos de pollo a la plancha y pastel de papas. Se levanta a las 6.00 todos los días, trabaja nueve horas y a las 17.00 está en casa para bañar y acostar al bebé. Una vez al mes, lo deja con algún pariente y sale sola con el marido. La pasan bomba y no se preocupan por nada hasta la mañana siguiente que se reencuentran con el escuinclito. La m
amá 2000 aprendió que se puede ser una madre dedicada aunque el disfraz de conejo lo compre en lugar de coserlo, y aunque a veces, el que lleva al hijo al médico, sea el papá. Esta madre cría hijos sanos, independientes y abiertos.

4. La madre Teen:
Hija de un rigorismo extremo, la madre teen se liberó de su padre haciéndolo abuelo. Tuvo a su hijo en el secundario, o apenas terminado este. Vivió con el padre del chico; en la casa paterna; sola y hasta con alguna pareja de turno. Cambió de trabajo tantas veces que el CV ocuparía un resma A4 entera. Con todas las ganas del mundo, hace lo que puede como madre. Falta a cumpleaños, no ayuda a hacer la tarea, se olvida las reuniones de padres y no explica como nacen los bebés en tiempo y forma. Trata de no repetir su historia y ser más moderna, pero muchas veces es más hermana que madre. Sale a bailar, cambia de pareja con frecuencia y tiene más hijos intentando poder armar una familia, aunque lo logra tarde. No puede decirse que es mala madre, porque sus intenciones son buenas, pero un golpecito de horno le faltó. Los hijos de la madre Teen somos un poco traumados y bastante inútiles, pero si en el camino nos cruzamos una idishe mame criolla o una mussolina, salimos bastante derechitos!

5. La Mussolina:
La Mussolina es tana, descendiente de tanos o al menos de apellido tano. Todos sus sentimientos son extremos, y generalmente los expresa a través de la comida. Para ella, un hijo querido es un hijo bien alimentado. Y un marido feliz es un marido con la panza llena. Ama de casa dedicada no por eso dejó su vocación de lado y se dedicó a trabajar mientras crió hijitos redondos y felices. No sabe mucho de grandes lujos, pero tampoco de grandes privaciones. Se arregló siempre con poco y en su casa nunca se pasó hambre (obviamente). Su receta de crianza fue puño de hierro en guante de seda, y sus vástagos supieron responder a la misma. Hoy los deja volar sabiendo que cada vez que puedan volverán al nido y al calor de hogar, siempre dispuesta a poner un plato más en la mesa o un colchón más en el cuarto. La Mussolina cría hijos fuertes, sensatos y de sentimientos nobles.

6. El padre-madre: El padre-madre es un señor muy, pero muy bueno que se fue a vivir con una divorciada madre de dos chicos grandes. Tras años de insistencia, finalmente su mujer aceptó tener un hijo con él. Cuando nació su hija este señor se enamoró a primera vista de ella. Él sabe el esfuerzo que implicó para su mujer volver al ruedo de la maternidad, por lo que, menos en dar la teta, la reemplaza el lo que puede. Muchas veces se lo ve con rollos de goma eva en el maletín, y en su despacho hay cien fotos de su princesita. No se avergüenza de llevarla al jardín ni de que se escape una lágrima cuando recuerda el día del nacimiento. Es mucho más madre que muchas mujeres que conozco, y como tal, merece un lugarcito en este post. El padre-madre va a criar una nena caprichosa y mimosa, pero no me hubiese molestado en absoluto ser tiladada de aquello con tal de tener uno como él.

lunes, 6 de octubre de 2008

Fiebre de sábado por la noche

La noche porteña puede deparar al observador desprevenido, un espectáculo tan patético como fascinante: La hembra argentina buscando aparearse.
Será porque hace varios años que ya encontré con quien compartir colchón y puchero, que me desacostumbré a las prácticas de levante y ver semejante escena me resultó repugnante.
O será que las mujeres están cada vez peor y el hambre de hombres las hace comportarse como que animalitos en celo...
De lo que pude apreciar en mi estudio de campo, comparto con ustedes los puntos más interesantes:
1) La producción:
El que piensa que las argentinas son las mujeres más lindas del mundo, está equivocado. Las argentinas son las mujeres más "tuneadas", que no es lo mismo.
Sin contar el paso por el cirujano plástico que les agregó esa sensual turgencia en el pechito, el tuning bolichero no deja ningún detalle librado al azar.
Así, cualquier oficinista medio pelo de la calle Reconquitsa, se convierte en una perra nocturna con solo embutirse en unos jean 3 o 4 talles menos que su contorno de cadera; subrise a unos taco aguja enemigos de cualquier pie feliz; amatambrarse en un strapless de lycra que, combinado con el tiro extrabajo del jean no solo mostrara una inoportuna rayita cuando se sienten, sino que dejará aparecer algo peor que los flotadores: el moflete del omóplato.
Si a eso le sumamos una buena alisada de pelo, arqueador de pestañas, 5 mm de base, gloss y sombra nacarada, donde esta mañana había una empleada de ANSES, ahora tenes una gemela de Yésica Cirio.
Pero ojo, así como a las 12.00 la Carroza se convertía en zapallo y el lujoso vestido en harapos, a las 6 de la mañana el minón este se transforma en un revoltijo de carnes flojas, rimmel pegoteado y perfume Impulse.
2) La irracionalidad de las cuarentonas:
Ver a una mina de veinti o treinta y pico menearse a lo bailarina de Tinelli después del banquete, me da un cierto escozor. Ahora, ver una mujer en sus cuarenta, enfundada en un chupin y tomando Speed con vodka rodeada de sus menopáusicas congéneres, todas entonando "Baila morena, baila morena" me da asco. Señoras ¿que les está pasando?.
¿No son acaso ustedes las que lucharon por la igualdad de sexos? ¿No pelearon a capa y espada por su decencia contra aquel ex marido que con tal de no pasarles un mango las quiso ensuciar en tribunales? ¿No lloran de emoción cuando ven a Diane Keaton arrugada, con los calores y ciclotimias de la edad y sin embargo digna del amor de Keanu Reeves.
Si, son ustedes. Pero parece que tanto Koleston le amoniacó el cerebro.
3) La putarraquez generalizada:
Por último, y no por eso menos importante, quiero dejarles una reflexión acerca de la putarraquez que observé el sábado a la noche.
Sin pecar de ingenua, debo admitir que el nivel de calentura que demuestran las féminas de toda edad al trasbasar la puerta de entrada al boliche es sencillamente, increíble.
Yo nunca fui una santa, es verdad. Pero me autoencerraría en un neusiquiátrico si por una botella de champagne de $ 20, me sometiera al triste espectáculo de dejar que un esqüincle con tanga me sobara la gallinita en la jeta enfrente de toda la concurrencia del lugar.
Y la putarraquez no respeta edad. Viejas calentonas y pendejitas trolas se mezclan entre la luz de neón y el humo artificial de la pista, bailando, apretando, dejándose filmar por un trago de cerverza.
...
Seguramente muchos van a pensar que soy una antigua, o que vivo en un Tupper. Y tienen razón.
Por eso, si alguna vez me quedo sin el que me calienta los piecitos a la noche, bánquenme. Vengan a mi casa y déjenme emborracharme solita. Pero después, métanme en la cama, cierren la puerta y llévense la llave. Escondan todas mis pinturas y no me dejen a mano ningún jean de los de antes de engordar.
Y si es sábado a la noche y ven que me sube fiebre, me enchufan 4 o 5 Ibupirac y me meten en la bañadera llena de hielo. No sea cosa que algún día, sea yo la calentona que de tema a este post.

miércoles, 1 de octubre de 2008

El vivo bárbaro (Pelotudos Vol. II)

El vivo bárbaro es el tipo que nació para hacernos saber a cada momento, cuán afuera del tarro estamos meando.
Criado por una madre abnegada y viuda, creció en una burbuja del tamaño de su ombligo, lejos de cualquier sacrificio o privación.
Desde la escuela primaria supo que lo suyo no era el esfuerzo. Para eso estaba mamá, quien amaneció más de una madrugada rodeada de cartulinas, papel glasé y brillantina terminando los collages que su hijito se negaba a hacer. Cuantas veces tuvo que sentarse ella a multiplicar fracciones, subrayar objetos directos e indirectos en las oraciones unimembres, calcar la República con tinta china o escribir composiciones... Pero todo era poco con tal que su tesorito no padeciera los mismo sufrimientos que ella de niña.
Por eso el vivo bárbaro no terminó el secundario sino hasta los 26 años y rindiendo las últimas materias en la nocturna más peligrosa de todo el conurbano bonaerense. Por eso, el vivo bárbaro es prácticamente analfabeto.
Sin embargo, su escasa formación académica -y su escasa inteligencia- no son impedimento para que este individuo obtenga todo lo que él cree necesario para llevar una buena vida. Buena vida según sus parámetros, obviamente.
Duerme, come y coje gratis en una casa grande y descuidada que está a nombre de su mamá. Pero tiene otra (a pocas cuadras) que está a nombre suyo. Aún no vive ahí, porque antes de mudarse con su novia, hay que hacerle muchos arreglos. Pero se manda una partuzas increíbles, total, para eso no importa si el termotanque no anda.
Es empresario. Vive haciendo unos negocios bárbaros y se reune seguido con gente importante. Viaja a congresos en Córdoba y todo. Él es un businessman total. Eso sí, de laburar ni hablar ¿eh?.
Por eso, hasta que el negocio empiece a andar, es bancado por mamita, que se desloma laburando para que a sus polluelos (especialmente a él, que es el preferido), no les falte nada.
Entonces, el vivo bárbaro va gastando su herencia a cuenta. No produce un centavo, pero maneja un auto cero km., tiene el celular más moderno y una oficina más o menos decente.
Y sale de putas todos los fines de semana. Porque él tendrá novia sí, pero hay cosas que con la novia no se hacen. La novia está para otra cosa. Para ayudar a mamá en el negocio, para limpiar la casa cuando él queda doblado después de un fiestorro, para pasar por tipo serio.
Y como la tienen tan clara, todo el tiempo nos hace saber cuán alejados de la realidad estamos nosotros. Los que terminamos el colegio y fuimos la universidad, -¿Estudiar?-, -¿Para qué, si después terminas de taxista? Mirame a mi que no estudié lo bien que me va...-. Los que estamos juntando pesito a peso para comprarnos un departamento: -Ah no, yo crédito no saco ¿viste?, después se va todo a la mierda y quedas culo pa arriba con los intereses, yo arreglé con la vieja y le voy pagando cuando puedo...-
No, si el vivo bárbaro sabe perfectamente como pasarla bien sin sacrificar nada. Él la pasa bomba. La tiene clarísima. Atada la tiene.
No. Si él no tiene miedo de terminar con 35 años, sin laburo, sin un mango, con una novia embarazada que lo quiere casar, la casa de fin de semana embargada por un accidente de tránsito y una madre turula por ACV.
Porque él sabe barajar y dar de nuevo. Porque él, siempre parado. Y seguro safa de el destino nefasto que el espera, como siempre.
Porque si hay una única cosa para la que el vivo bárbaro sirve, es para safar.

sábado, 27 de septiembre de 2008

...Si tu recuerdo me hace bien, O ME HACE MAL....

En mi opinión, si hay algo que puede definir la calificación de una persona como impresentable es el terrible y cursi acto de entregar un souvenir al finalizar una fiesta.
Esos cositos, que muchos consideran simpáticos, inocentes y decorativos, son para mí, el reflejo de la estupidez mental de quien los entrega.

Salvo en los casos de inimputabilidad -nacimientos, bautizmos y cumpleaños de 15- donde la falta de capacidad, libertad y discernimiento del recien nacido, bautizado o cumpleañera, hacen que toda la responsabilidad recaiga en los respectivos progenitores, en el resto no hay excusa para el atentado al buen gusto que un par de palomitas con sendos anillos en los picos, o dos delfines entrelazados sobre una burda imitación de coral significan.

No puedo entender cual es el misterioso motivo por el cual, una persona en su sano juicio puede creer, que un miniportaretrato con su cara junto al novio/a en cuestión, puede ser un lindo recuerdo de su boda... Por que...¡No lo es! .... Y tampoco los frasquitos de vidrio llenos de pelotitas rosa nacarado lo son.

El mejor recuerdo que puedo guardar de una boda es el dolor de pies por bailar tanto, de mandíbula por reirme a lo loco y de estómago/ cabeza por todo lo que comí/ tomé. No la velita de cera lilácea con brillantina y cartelito escrito con bolígrafo plateado que reza "Nuestro enlace -Valeria y Marcelo - 22-12-05".

Y lo peor, es que no sólo no se dan cuenta que su conducta es merecedora de ostracismo social solo por la entrega del maldito coso ese, sino que además, la feliz parejita de reciencasados suele organizar toda la liturgia del caso, verbigratia: cada vez que un invitado se está por retirar se acercan los dos muy orondos y te dan el souvenir, todos contentos.

A mi turno, como si con mi cara de ¿y ahora que mierda hago con la porquería esta? no les alcanzara, me dan otro para que le lleve a mi mamá de recuerdo, y otro más "para María que no pudo venir". O sea, ¿encima que me encajas esta basofia que ni bien salga del salón la pienso revolear por la ventanilla del remis, me haces asumir la responsabilidad de entregarselo a un tercero...? Ah no... esto es demasiado.


Pero no termina ahí. Porque como yo estaba muy en pedo, y revolié en vez de una, las tres parejitas de cerámica en frío que me dieron, la próxima vez que estemos los reciencasados, mi vieja (o María) y yo en un mismo recinto, seguramente ellos preguntarán por el souvenir que les mandaron vía Anette. Y yo me veré en la dura prueba de tener que decirles que bajé tan apurada del remis que como una tonta me los olvidé, y que la señora de la agencia se hizo la burra cuando los reclamé... -seguro que se los quedó ella-, dirán los cursis, -es que eran tan lindos- remataré yo...

Por eso, si están pensando nacer, cumplir 15, o bautizarse, díganle a sus papitos que a mi no me manden la cagadita melosa que recuerda el evento.
Y si están pensando casarse, sepan que ese nomeolvides empalagoso y farolero que me piensan dar a la salida, va a ir a parar al cielo de los souvenires, junto con todos los que he recibido hasta el momento.
Y que por muy linda, cara y animada que haya sido su boda, pasaran a engrosar mi lista de impresentables, de la que lamentablemente, como de la muerte y el rídiculo, no se vuelve.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Bajos instintos

Si hay algo sobre lo que se puede discutir días seguidos sin ponerse de acuerdo, es sobre los "instintos femeninos".
Si existen o no; cuáles serían (si realmente existen); la descripción de cada uno; los síntomas de la existencia de uno de ellos en nosotras... Cada uno de estos tópicos da para un tratado de 6 tomos. Yo he presenciado largas discusiones sobre el tema, sin que nunca los interlocutores lograran probar ninguna de sus teorías.

Lo cual la verdad, me tiene sin cuidado. Porque yo tengo la mía.
Y mi teoría sostiene que el único instinto propiamente femenino, y presente en cada una de las integrantes del conjunto XX, es el de comprar compulsivamente.
¿Como puedo afirmarlo? Años de observación y experimentación comprueban mi teoría. Lean e intenten refutarla después, si acaso encuentran fundamentos.

Muchos afirman que todas las mujeres, por el solo hecho de serlo, guardan en su código genético el famoso "instinto maternal", lo cual la inclina a cierta edad hacia su inexorable destino de madres. Muy bien, entonces, que alguno de esa manga de salames me explique como si querer tener hijos es instintivo hay miles de mujeres que eligen no hacerlo, o habiéndolos tenido los dejan por ahí abandonados, o cosas peores...
Conclusión: la maternidad no es instintiva.
Otra gran falacia es la de "la intuición femenina". Los que sostienen esa teoría, afirman que las mujeres nacemos con una especie de bola de cristal congénita, que nos manda señales cuando nos estamos por meter con el tipo equivocado, o cuando nuestro marido nos mete los cuernos, y gracias a esas señales nos salvamos del pescado o seguimos al susodicho infiel cuando dice que va a jugar a las bochas. Todo muy lindo. Pero ¿pueden los defensores de la intuición genética explicarme porque yo no tengo "señal" y me mando cagada tras cagada? No, no pueden.
Conclusión: La intuición no es instintiva.
Y por último, la retrógrada posición que sostiene que la "inclinación de la mujer hacia la monogamia y la familia" es una cuestión que nos viene a todas por instinto desde el seno materno. Así, seríamos todas Susanitas, deseosas de encontrar al príncipe, cazarlo y hacerle 12 vástagos. Una vez que lo hubiéramos encontrado, ya nunca lo podríamos cambiar por otro porque algún componente psicofísico nuestro nos lo impediría. Patrañas. No hace mucho, supe de una boda digna de una princesa de cuentos, con luna de miel en Asia y todo, y cuatro meses despues ví (si, ví) a la flamante esposa besuqueándose con un muñeco de 22 porque "con mi marido estamos más o menos"...
Conclusión: La inclinación hacia la monogamia, no es instintiva.

Ahora bien. A partir del momento que lean esta línea traten de pensar en una sola mujer que conozcan que pueda resistirse a la compulsión de comprar algo. No solo ropa, zapatos o carteras. Simplemente comprar: Cinco paquetes de fideos, un potus, cuatro lamparitas de 60, una docena de repasadores, un collar, un par de medias en la calle, un CD que estaba en oferta, encendedores, una remera naranja, calzoncillos para ustedes, una pila AAA, un gatito siames, cortinas nuevas, un kilo de nalga para milanesas, dos tomates, auriculares para el celular, pañuelitos Elite a cada chico en el subte, el diario, ojotas Havaianas truchas, un prendedor, un vestidito negro, 2.25 litros de coca cola zero. Cualquier cosa. Comprar. Comprar. Comprar.
Sin importar edad, poder adquisitivo, educación o residencia, si hay algo que realmente es instintivo en las mujeres es la compulsión a la compra.
Intentando probar esta teoría he observado a muchas de mis congéneres, inclusive a aquellas que se jactan de no dejarse llevar por el consumismo, esbozar la más enorme de sus sonrisas al recibir la bolsita (de nylon o cartón) que contiene su flamante adquisición.
He tomado litros de café y bebidas más espirituosas charlando de bueyes perdidos para siempre recaer en uno, ineludible: "Ah, no te conté, el otro día compré....".
He visto enloquecer a una amiga pensando que la que yo llevaba era la última camisa de aquel modelo y en otra oportunidad, adquirir una cantidad de platitos cuadrados de melamina blanca solo porque "cinco pesos no es nada"...
De esta manera, y tras haber experimentado durante mis casi 29 años con distintas mujeres (incluso with myself) puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que así como otras especies traen inscripto en su ser como cazar a su presa o construir su nido, nosotras traemos la necesidad innata de comprar, y eso, nos define como género.
Y como sé que mi teoría va a generar debate, los dejo con la inquietud, que me acaba de llamar Rola para avisar que en Colombraro, hay sale de tuppers....

miércoles, 17 de septiembre de 2008

PinyPon (los muñecos que trabajan)

Cuando yo era chiquita, uno de mis juguetes preferidos, eran los PinyPon.
Los PinyPon, eran unos muñecos chiquitos, totalmente inútiles, que no movían ninguna extremidad, y cero expresivos porque no tenían boquita. Los había nena (Pin) y nene (Pon). Y a ambos les podías sacar de cuajo la peluquita dejando su cabecita chata y hueca al aire.
Los PinyPon eran muy trabajadores. Casi todos sus accesorios estaban relacionados a profesiones u oficios. A mi me encantaba armar todos los que tenía y mirarlos horas, porque me causaba mucha ternura ver a esos pequeños fotógrafos, heladores, pasea-pony o jardineros.
Hasta que descubrí cosas más interesantes que mirar, y mis PinyPon acrecieron el acervo hereditario que recibió mi hermanita María.
Sin embargo, no dejé de verlos...
Yo no lo sabía, pero mis amados muñequitos fueron inspirados en la vida real. Si prestan atención, en cada laburo hay un PinyPon.
Es fácil detectarlos porque tienen las mismas características que los de plástico.
Son muuuuuuy inútiles. Se darán cuenta si laburan con uno, porque el muñeco en cuestión nunca sabrá cómo se hace algo. Pero lejos de aprender, su respuesta a un requerimiento nuestro será "ah no, yo café no hago porque me sale feo", o " me hacés vos el recibo que yo no sé"...
Tampoco retendrán más de una cosa al mismo tiempo, y como no sabe llevar una agenda, la mitad de las veces se olvidará de pasarte mensajes, pagar un servicio o avisarte que mañana hay paro en tribunales para que no vayas como una boluda al pedo.
Nunca terminarán lo que le pediste a tiempo. No tendrán pudor en decirte que se mandaron de nuevo la misma cagada que 100.000 veces antes tuviste que solucionar. Llegarán tarde siempre. Jamás, pero jamás te darán una mano en nada.
Y eso es porque no mueven niguna extremidad, o sea: si suena el teléfono y la longitud de su brazo no es suficiente para alcanzarlo desde el lugar donde esta sentado, no se moverá un solo centímetro para atender. Si se encuentra a dos cuadras de la oficina donde esperan que alguien retire urgente un informe, no caminará un solo paso hasta allí, "manden una moto", contesta por radio. No se arrimará medio metro para levantar el papel que se te cayó sin que te dieras cuenta. No se moverá de la hermosa silla desde donde ejerce su reinado de pelotudez.
Y nunca dirá nada, porque como no tienen boquita, tampoco expresión propia. Si saben algo importante para tu laburo no lo comunican. Si viene un cliente difícil, llaman a la encargada porque les da vergüenza despacharlo ellos mismos. Por teléfono no se animan a decir que el jefe no está. No saben negar, ni mentir, ni discutir a muerte que el cheque lo depositaron ayer pero el banco no lo acreditó.
En mi caso, estuve al borde de matar de 113 puñaladas a uno de estos muñecos.
Sin embargo, antes de que la furia se apoderara de mí, pude recordar que debajo de esas simpáticas peluquitas, hay una cabecita chata y vacía, sin neuronitas ni ideas, solo correntada de aire entre oreja y oreja.
Sólo así, haciéndome a la idea que de no son seres pensantes, sino juguetes macabros que la naturaleza creó para probarnos que tan sabia no era, puedo evitar la masacre diaria, y mirar a mi compañero/a PinyPon casi con la misma ternura con la que veía a mis inútiles muñequitos de la infancia...

viernes, 12 de septiembre de 2008

Yo, nunca.

Ser consecuente con mis ideas me ha costado muchas discusiones, pero también, me ha dado grandes momentos.
Desde siempre, vivir como pienso (y no pensar cómo vivo) ha sido un camino difícil, donde han quedado personas y proyectos a cuya voluntad no pude adaptar la mía.
No me arrepiento. Porque prefiero estar en paz con mi conciencia más que con la ajena, aunque estamos solas ella y yo.
Con los años, poder sostener una manera de ser, de pensar y sentir, puede convertirse en una lucha quijotezca, contra los molinos de la masificación y el estereotipo. Pero hasta ahora he tenido la fuerza y la perseverencia suficientes como para no perderme en el mundo de hoy, donde pertenecer implica dejarme de lado para hacerme uno con todos, sin individualidad ni autonomía. Sin un Yo y un los Otros.
Y los costos de la consecuencia con uno mismo son muy altos. No siempre se acepta que una prefiera no pensar igual (aunque la juzguen), no ser la más abierta (aunque la ignoren), y no pintarse la camiseta del mismo color que los demás (aunque la proscriban).
Sin embargo, la satisfacción de saber que sigo mis propias convicciones vale cualquier cuchicheo a mis espaldas, cualquier reunión a la que no resulto invitada, y cualquier conversación en la que no puedo participar por estar afuera de algo.
Por eso, a los que hacen del igualitarismo una bandera, a los que pregonan que el rebaño es el lugar más seguro, y a los que creen que seguir a la masa es ser in, les digo que no me van a doblegar.
No lograran con sus silencios o sus críticas que me sume a la manada que camina por el sendero que otro les marcó.
No me subiré a la cresta de su ola.
No dejaré de ser quien soy solo porque ustedes me quieran distinta.
Y lo digo a grito pelado para que todos lo oigan........

.......YO nunca, pero NUNCA, voy a ver LOST.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

La venganza de la chichonera

De todas las cosas que cayeron en desuso con la llegada del baby call, internet, el celu y los Huggies Ultra Sec, una de las pérdidas que más debiéramos lamentar es la de la chichonera.
Para los que nunca vieron/usaron/vieron usar una, es ese caminito azul oscuro que bordea los respaldos de la cuna que ven a la derecha de estas líneas.
Esa simple almohada larguísima y mullidita, evitaba que de bebés, nos golpéaramos nuestras cabezas generando traumas cerebrales que seguramente se manifestarían entrada la pubertad.
Pues bien, de unos cuantos años a esta parte, los padres han dejado de usarlas porque, convencidos de la inteligencia innata de sus retoños, tienen la ingenua ilusión de que no van a darse de cabezazos contra los barrotes de sus cunas.
Terrible error.
La aparición de las llamadas "nuevas tribus urbanas" comprueban que la chichonera, nunca debió desaparecer de las cunas argentinas.
Basta con pegarse una vueltita por Plaza Pizurno, Abasto Shopping, o Galería Bond Street, un sábado alrededor de las 5 de la tarda, para entender mi afirmación: floggers, emos, góticos, darks, cumbieros, y no se cuantos estúpidos más, son el resultado de esos progenitores inconscientes que creyeron que "con que sea sanito" alcanzaba.
Yo no digo que tanta pelotudez junta sea solo de esta época. No, pelotuditos hubo siempre, pero es innegable que como estos, nunca habíamos visto.
¿Que son esos flequillos? ... ¿Que es eso de cortarse el brazo con una gillette?... ¿Por que sufrir tanto a los quince años?... Hacer canciones diciendo que sos pacalero y que eso está bueno ¿es normal?...
No, no es normal para nosotros que tuvimos la suerte de no golpearnos la mollerita una y otra vez contra las maderas de nuestra camita infantil.
Pero para esta generación, que fue criada por lectores de Osho e Isha (que, por cierto ¿son parientes?), que consumió más doctor Socolinsky de lo que recomienda la OMS, y pensó que el cachetazo a tiempo traumaba, convertirse en emo, flogger o cumbiero, es consecuencia inexorable.
Una cosa que nunca me voy a olvidar de mi primer día de clases, son las palabras de la directora diciendo que teníamos que ser responsables, y estudiar mucho, porque nosotras "éramos el futuro de la Nación".
Veintidós años más tarde, se me estruja el hígado pensando que esos pibes que se pintan los ojos con delineador de mina, o las boluditas que se sacan fotos en bombacha de Mickey para subir al fotolog, son el futuro de la Nación.
......................................
Mientras tanto, en el exilio de alguna baulera polvorienta, disfruta el sabor dulce de la venganza, una vieja y obsoleta chichonera.

domingo, 7 de septiembre de 2008

THE ORIGINAL RECIPE

Existe un bar en Buenos Aires, que dice tener la receta original del gin tonic. Lo preparan con soda, pepino, un veneno llamado quinina y Gin Bombay. Lo sirven en jarritas de litro y vasos chicos. Y uno siempre se queda con ganas de otro.
A mi antes no me gustaba el gin tonic. Pero el de Bangalore tiene algo especial.
Yo voy con grupete de gente integrado por Charly (mi novio), nuestro amigo Fede (que nos inició en la cultura bangaloreana), las chicas, y ahí siempre están los M y M (Mariano y Martin) que casi son parte del mobiliario del bar. A veces se suma más gente y copamos toda la mesa de afuera, un poco apretados pero contentos en torno a nuestra jarra y/o vaso largo de fernet.
Es que ese bar tiene algo que te obliga a reincidir, viernes tras viernes, aunque el plan sea otro. Por una u otra razón, siempre terminamos en Bangalore.
No conozco a nadie que haya ido una vez y "nunca más". Al contrario, los que entraron una noche, entran mil más. Y nadie sabe explicar muy bien por qué.
Muchos dicen que es porque sirven el mejor gin tonic de Buenos Aires.
Pero para mi, el secreto no es como lo sirven. Sino como se toma. Y nosotros lo tomamos entre amigos. Entre risas. Entre anégdotas y discusiones de puro borrachos nomás.
Esa es la razón que todos los viernes me lleva a la esquina de Humboldt y Niceto Vega.
Esa es la "original recipe" que encuentro cuando tomo el primer trago de mi vaso con ustedes.
Con esa fórmula, no necesito nada más para pasarla bien.

martes, 2 de septiembre de 2008

La gran DT


La Gran DT es la eterna buscadora del hombreperfecto.
Para ella, encontrarlo, es más o menos como armar el equipo perfecto para nuestro maridos, amigos, hermanos, etc.
Así, esta técnica de la perfección masculina, procura que todo tipo con el que sale, cumpla las altísimas expectativas que ella misma fija para cada campeonato.
Y para cerciorarse, los somete a duras pruebas. Les asigna puntaje de acuerdo al desempeño en la cancha, los goles anotados, o las amonestaciones acumuladas. Al final de cada fecha, el que suma más puntos, es el más parecido a su ideal de hombre, y con ese queda. A veces.
Otras (tristemente) descubre que el dopping dio positivo, y lo que parecía un desempeño digno de Mané Garrincha, no era más que el resultado de alguna sustancia prohibida.
Pero ella no se desanima.
Reacomoda sus parámetros de exigencia, y para el próximo partido, en lugar de "que sea buen tipo" como principal atributo, pone "que esté bueno" arriba, "que tenga guita" de medio campo y "que se quiera casar joven" en defensa. Y sale a la cancha!
Nuevamente, un puñado de candidatos son minuciosamente examinados a lo largo de varios fines de semana, hasta que por fin encuentra uno que parece cumplir con todos los ítems.
Loca de contenta nos cuenta a todas que es ÉL. Que lo aprueba para su equipo. Que dice , este juega con la 10.
Aplauso, medalla y beso para el ganador! Tapa de Clarín para la Gran DT! -Nuevos desafíos para el pobre desgraciado-.
Sí, porque ella no entregará su valiosa Copa Toyota Corazón a cualquiera, y pese a que el fulano juega bien en cualquier puesto, insiste un poquito más con su insaciable apetito de perfección y se pone más hincha pelotas, perdón, exigente que nunca.
Entonces, cuando ÉL la llama, lo gambetea. Si le dice que la quiere, le saca amarilla. Si planea un fin de semana juntos le cobra un penal. Y se le compra flores, le pega un tiro libre.
Le hace foules, lo saca de la cancha, le cobra out side, le codifica las transmisiones y finalmente, le saca roja en el clásico faltando dos minutos para los 90.
Por supuesto, el pibe decide irse a jugar a Europa, donde pagan en euros y te aseguran las piernas, y dejar a la loca fanática esta, que lo dejó en el banco todo el campeonato mientra él no faltó a un solo entrenamiento.
Pero a ella no le afecta haberlo perdido. Si se fue, mejor. Porque con flojitos como ese, no salimos campeones.

El Apertura ya empezó.
Y la Gran DT ya tiene su lista de pretensiones para volver a maltratar a todos los hombresperfectos que se le pongan delante, convencida de que esta vez sí lo encuentra.
Aunque sea del Nacional B.

sábado, 30 de agosto de 2008

La chancleta y los taquitos

La mayor diferencia entre Máxima Zorreguieta y quien escribe (además de que ella se casó con el Príncipe posta, mientras yo espero haber encontrado al azul), radica en el calzado que usamos.
Yo no me había dado cuenta, pero hay algo que no tiene que ver con la eduación, ni la familia que se tiene, ni con el lugar en que se nace o la suerte del "dónde y cuando" precisos; y sin embargo, marca la diferencia entre aquellas a quienes un príncipe se las lleva a su Palacio, y quienes nos mudamos en pareja a un dos ambientes.
Ese "algo" señores, es el calzado.
Máxima usó taquitos toda su vida. Nosotras, chancletas.
Y no crean que el calzado es un tema menor. Porque el calzado nos define.
Gran apreciación la del doctor Hannibal Lecter cuándo echa por tierra los sueños de grandeza de la agente Starling, señalándole que con su cartera cara no engañana a nadie, y que esos zapatos berretones delatan su origen pobre.
O el ácido House M.D. quien célebremente sentenció: "Los ojos pueden engañar, la sonrisa puede mentir, pero los zapatos siempre dicen la verdad".
Y esa verdad, es justamente, que se puede reconocer qué tipo de persona tenemos en frente con solo mirar sus zapatos.
Por ejemplo, ese tipo con el que saliste anoche, que te pareció superdivino y usaba zapatos de charol con punta cuadrada comprados en Sarkany.... Es un grasa total!!!
O la nueva novia de tu amigo, tan moderna con sus sandalias de 15 cm de taco... ¡Es una bruja sádica que disfruta del dolor! Nadie aguanta hasta las 6.00 de la mañana semejante tortura...
Y así podemos agregar miles: los que llevan jean con mocasines son (o fueron) choferes de bondi; las que usan todo el tiempo zapatillas deportiva son inmaduras; las de zapato abierto en invierno, calentonas. Los varones que usan sandalias son mujeriegos y las minas de botas texanas tienen bajo coheficiente intelectual...
Las que nacieron para princesas usan siempre, pero siempre, stillettos con taco.
Entenderán entonces porque el príncipe Guillermo se casó con una mina como Máxima y no con una como Yo, que chancleteo cualquier zapato que me calcen.
Sin embargo, guíada por un inconsciente deseo de ser princesa, esta tarde recorrí toda Santá Fe buscando unos puntudos que me fueran.
No conseguí.
Pero la verdad, al cabo que ni quería. Si ya mi dos ambientes me da trabajo... ¿se imaginan el Palacio de Holanda?

viernes, 29 de agosto de 2008

ESTA BOCA ES MÍA

Durante muchos años de mi vida, estuve convencida de que mi nombre era Ana Clara Callatelaboca.
Será porque la verborragia siempre fue mi cualidad determinante, que no hubo una sola maestra de la primaria que no agregara junto al "Eres muy buena alumna...." un "...pero debes aprender a mantenerte callada" en el boletín.
Y la misma censura la sufría en casa, donde mi abuelo Juan, en su afán de que saliéramos educaditos, nos mantenía callados a mi primo y a mí, a fuerza de retos y penitencias horribles con tal de que lo dejemos escuchar el "noticioso".
Entonces, durante el día acumulaba miles de palabras a las cuales les negaba la salida para evitar castigos académicos o familiares, y me iba a dormir, a soñar. Que daba discursos, cátedras, conferencias; que me pedían en los cumpleaños "¡Que hable! ¡Que hable!"; que los chicos del cole me decían "Anita, contate algo". Y yo hablaba, hablaba y hablaba....
Durante la secundaria la cosa mejoró un poco. Las amigas siempre están dispuestas a escuchar, aunque no siempre les interesaba lo que yo tenía para decir.
Pero lo mejor de la secundaria no fue haber podido hablar más. Lo mejor de esa época fue empezar a escribir. Todo lo que no había podido (ni podía) decir entonces, lo escribía. En cuadernitos papel araña, en hojas sueltas que escondía por ahí. Escribía, escribía, escribía. Pavadas sencillitas y empalagosas, claro está. Pero pavadas mías.
Algunas cosas buenas también debo haber escrito. Pero después me enojaba y las rompía, ¡maldita inestabilidad adolescente!
Y así fui creciendo. Crecí y me fui olvidando de escribir.
A veces me acordaba y no tenía tiempo. Otras tenía tiempo pero las musas estaban de vacaciones (como dice el Nano). Así que poco a poco, se me fueron acumulando las palabras otra vez. Pero ya no soñaba que daba conferencias ...
La vida me llevó por caminos donde no siempre pude decir lo que quería. "Debes aprender a mantenerte callada", volvió a ser la premisa de esta buena alumna.
Hasta que buscando una válvula de escape empecé a escribir este blog, para poder decir todo lo que acumulé en tantos años de respeto, buenos modales y correcta educación.
Ahora también escribo pavadas, como las de tiempo atrás. Pero puede que escriba algo bueno también. Y esta vez no lo voy a romper.
Lo voy a publicar acá, para quien lo quiera leer. Pero en especial para mi, que aprendí que Ana Clara Callatelaboca no es mi nombre.
Y que mientras esta boca siga siendo mía, no pienso acumular una sola palabra más.

jueves, 21 de agosto de 2008

Naranja de ombligo

Naranja de ombligo son aquellos que ruedan por la vida solitos solos, felices de su condición y declarando su independencia cada mañana al despertar.
A ellos les encanta ser así, naranja entera y no la mitad de otro, como los débiles media naranja que necesitan que alguien los complete en su redondez frutal.
"Yo no tengo compromisos. Yo no puedo hacerme cargo de nadie. No me gustan las ataduras", proclaman como máximas.
Aire y Espacio son sus necesidades básicas, y nunca se quedaran en aquellos lugares en donde no se los provean.
Y por supuesto, lo que más les gusta en la vida es mirarse (y hacerse mirar) su gran, su enorme OMBLIGO. Centro de todo el universo, perfecta creación de la naturaleza.
Por eso necesitan ir de frutera en frutera buscando quien les diga lo jugosas, lo dulces que son...
Pero cuando intuyen la mínima posiblidad de ser envasados, desaparecen sin dejar rastros, rodando y rodando hacia campos abiertos.

Sin embargo, a toda naranja de ombligo le llega su momento de ser postre, y cuando lo notan, se pone a buscar como locos un kiwi vitamínico que les haga la segunda, o una mandarinita dulce que los refresque un poquito. Algunas veces la encuentran, y juntos son un excelente licuado de verano...
Y otras (pobrecitos) ya están tan resecos y exprimidos de tanto rodar sin descansar, que nadie los quiere aprovechar.
Ni de cascarita para el mate....

sábado, 16 de agosto de 2008

La Boluda Mufa ..... (Las Voludas Vol. II)

"¿Empezaste a correr todas las tardes? ¡Que bueno che ! Pero ojo ¿eh? que correr en el cemento te puede hacer mal a la espalda..."
"¿Te fuiste a vivir en pareja? ¡Felicitaciones! Y la verdad, mejor así, porque hoy en día por más que te cases nadie te asegura que vaya a durar, mejor convivir, que si te deja no hay que hacer lío con abogados..."
Estas palabras, que podrían hacer sido fruto de mi torcida imaginación, son sin embargo, textuales expresiones de una boluda MUFA que tuve el placer (¿?) de conocer.
Estas boludas, tienen como sello distintivo una enorme capacidad de desearte lo peor para cualquier cosa que emprendas. Nunca, pero nunca su "te deseo lo mejor" terminará allí. Siempre irá seguido de un "pero tené cuidado", o "pero... ¿estás segura?".
Siempre buscarán la manera de desalentarte, tirarte mala onda o desbaratarte cualquier proyecto, no importe de que se trate, la MUFA te lo chuseará indefectiblemente.
Incluso, puede llegar a ser tan poderosa que su maldición puede caerte días, semanas e incluso meses más tarde del momento en que le contaste un plan.
La historia de estas minas suele ser tan patética como su visión de la vida. Generalmente están solas, viven con los padres y laburan de administrativas porque nunca terminaron la carrera.
Una vez encontraron al "amor de su vida" pero el tipo nunca se enteró y ellas todavía lo esperan. Y mientras tanto, se embarcan en relaciones infructuosas con casados o mitómanos comlpulsivos.
No tienen amigas. Las pocas que tenían se aburrieron de sus profecías trágicas y se fueron alejando, sobre todo desde que cumplió los treinta y empezó a ponerse más MUFA que nunca.
Envidian casi diabólicamente a su hermana menor, quien nació más bonita, se recibió de la carrera que ellas no pudieron y antes de los treinta ya tenía un bebé (que obviamente, es su ahijado).
Y no perdonan a nadie. Cualquiera que inocentemente comente un deseo, un proyecto o una idea delante de ella, será bombardeado por un sinfin de motivos para desistirlo, de advertencias sobre las contraindicaciones de lo que intentan y de las nefastas consecuencias que llevarlo adelante podría acarrearles.
Pero lo peor de todo es que al final, cuando finalmente te sale bien algo, si se entera, te cuenta un caso que ella conoce donde al principio todo anduvo bien "pero después....."
Yo por las dudas, llevo una cinta roja y un diente de ajo en la cartera, nunca se sabe donde te podes cruzar con una.
La boluda MUFA es así.... una plaga...

viernes, 15 de agosto de 2008

Game boy ( El pelotudo virtual)

Así como las boludas son un tópico para tratar en volúmenes, los pelotudos también lo son. Es por ello que para la primera entrega, elegí a uno de los que mayor rechazo me provoca: EL PELOTUDO VIRTUAL.

Este pibe (pibes, porque lamentablemente la población de esta especie crece día a día) es el típico mamerto fanático de toda aquella actividad que se realice a través de un artefecto electrónico.
El más notable ejemplo es la consola de juegos, ¡¡ LA PLAY chicos !!!, la que les gusta a ustedes !!. Si si, ese aparatejo estúpido en el cual niños y grandes se queman las pocas neuronas que tienen creyéndose jugadores de fútbol, luchadores medievales o asesinos a sueldo...
Y que bien la pasan estos pelotudos!! Fines de semana enteros metidos en la pantallita de la tele soñando que ganan el mundial, dirigen a un ejército o son campeones de Roland Garros.
Nada ni nadie puede cortar un partido de la Play a la mitad. Ni una madre gritando que "ya está la comida!", ni una mina que desde la cama los llama sensualmente. EL JUEGO ESTÁ PRIMERO. No se puede dejar a la mitad, y menos si vas ganando. Y si viene una visita que no juega... QUE SE LA BANQUE, ellos no van a despegar la mirada de la pantalla, ni el culo del sillón hasta que no se le hayan agotado las vidas/ balas/ minutos... Así son los game boy.
Pero no solo de la Play vive este pelotudo. No, no. También está la tele.
En la tele invierten el resto del tiempo que les queda entre el laburo y la Play. Y eso si, eh? siempre en programación sumamente enriquecedora: deportes; películas pedorras de tiros; deportes; canales de minas en bolas; deportes; deportes; deportes; deportes; deportes.
Como podrán advertir, el común denominador de esta clase de pelotudos es gastar su energía en mirar cómo se hace algo en lugar de hacerlo ellos mismos. Ya sea el partido de futbol virtual, levantarse a una mina tetona o ganarle la guerra a las máquinas en el año dos mil ochenta y cinco. En la tele siempre será mejor que en la vida real.
Yo me pregunto: ¿No es más divertido armar un picadito con amigos y cerveza al final que fumarse toda una tarde gritando solos cuando el muñequito del otro equipo mete un gol?
¿No tiene mucha más onda practicar tenis que mirarlo en vivo por ESPN?
¿No es más lindo garcharse a una mina que mirar como se la garcha otro (que encima la tiene más grande) en una película de canal FX?
PARECE QUE NO.
Sé que psico, socio y antropo -lógicamente debe haber cientos de explicaciones a este fenónemo. Pero como yo no estudié ninguna carrera que terminé en "óloga", la única explicación que me queda es que a estos pobres tipos les resulta más mucho más emocionante ver como pasa la vida en una pantallita, que salir a vivirla.
Como sea, agradezco que NO me tocó uno de estos pelotudos como novio, porque en ese caso, mi relación no hubiese durado más de dos semanas.
O para decirlo en el lenguaje virtual, le hubiese metido un GAME OVER en el orto, en menos de dos semanas.

lunes, 11 de agosto de 2008

No me peguen... SOY BOGUITA

Algunos de los golpes que tuve (y tengo) que soportara veces por haber estudiado abogacía:

- Cuando empecé a estudiar: ¿Abogacía? Pero si hay más abogados que clientes.... ¿por que no estudias para maestra jardinera que tenes dos meses de vacaciones en verano?

- Cuando estaba en plena carrera: ¿Como que no podes salir? No me vas a decir que tenés que estudiar, porque abogacía es estudiar todo de memoria un día antes y listo....

- Cuando recien me recibí: Bueh, y ahora a buscar un laburo como la gente, no las pavadas que viniste haciendo hasta ahora... porque "ya sos abogada".

- Cuando empecé a laburar: Dale, dale, dejá de llorar por el sueldo miserable que te pagan, agradecé que no estás de taxista. Además con la poca experiencia que tenés, demasiado que te contrataron...

- Cuando me acomodé un poquito en el mercado: Ah! vos si que la pasas bien ¿no?... porque los cuervos ganan bien... Dale, no seas canuta, pagá vos que ganasfortunas....

Y siempre, pero siempre siempre: Che, vos que estudiaste derecho.... (y la pregunta más pelotuda que te puedan hacer, no no, esa no... Más Pelotuda aún... bueno, "esa", te la hacen).

Yo me pregunto manga de salames, ¿ustedes se creen que porque uno se recibió de abogado gana miles y miles de dólares? ¿Acaso saben lo que cuesta cobrar un maldito juicio en el que fue necesario pelearte con el juez, el secretario, el escribiente y el imbecil de mesa para ganarlo? Y encima tu cliente despues de cobrarlo te quiere pagar en cuotas y la mitad de lo pactado???

Además... ¿Ustedes piensan que estoy obligada a saber de todo, porque de todo me preguntan? ¿Que opinas de la vieja que mataron? ... Para sacar el registro en Capital ¿hay que estudiar uno o dos libritos?... ¿ A que hora tenes que ir a pedir turno al hospital Moyano? ... ¿Cuanto sale hacerse un botox? ¡NO LO SE! Y si lo supiera no es por la carrera que estudié sino porque tengo 2 dedos de frente, IDIOTAS!

Pero lo peor de todo es sin duda la consulta sobre asuntos recontra enroscados, que te dejan pensando una semana y cuando les explicas los pasos a seguir, el tiempo y la guita a invertir para resolverlo, te tratan de chorra y chupasangre y te dicen: ¿Cóooomo? Si la cuñada de la amiga del marido de mi prima me dijo que a la madre de su jefe un abogado le resolvió un caso igual en una semana y bien barato que le cobró!! ¿Ah si? Entonces andate a ver al abogado pedorro ese (si es que existe) y dejame de joder a mi !!!

Y dejame de joder también con tus quejas sobre lo mal hechas que están las leyes, con que todos los abogados somos iguales porque a vos te agarró un tránfuga y te dejó en bolas (también, con esa cara) y con las diez mil idioteces que pretendes que sepa para ayudarte a salir de los quilombos en los que te metes !!!!

A veces me gustaría ser mosca para ver si cuando salen del terapeuta también le hacen drama por lo que les cobra, si al médico le preguntan ¿está seguro que se hace así el electro? y si al contador que les hizo el monotributo le pusieron tantos peros como a mi.
Pero más aun me gustaría saber ¿Por que me pegan todo el tiempo!?!?!?!. Vengo esquivando palazos desde hace 8 años por la carrera que elegí, y remando en dulce de leche a brazo partido para sobrevivir en la jungla laboral, pero así y todo, cuando pueden ME PEGAN. Con un chiste pelotudo. Con una pregunta estúpida. Con una comentario irónico cuando hago pública mi profesión.
ME HARTAN, sépanlo.
Y sepan también que uno no nace abogado. Uno se hace abogado porque estudia y labura como perro para lograrlo. Y hasta que lo logra es un pobre BOGUITA, que no está forrado en guita ni sabe de memoria todas las leyes del mundo, ni tiene por que saber como arreglarle los quilombos a cada pelotudo que lo consulta.
Respeten al BOGUITA, no le peguen. Porque es el único, que en su afán de aprender los va a escuchar, a tolerar, a aguantarse sus estupideces y a aconsejar de la mejor manera que pueda.

Caso contrario... no os quejeis cuando lean este post...

viernes, 1 de agosto de 2008

Y casi me olvido.....

(Cortito).
En el post anterior me olvidé de mencionar, dentro los espectáculos pelutodos que copan nuestra ciudad, al que creo, es el peor de todos: "EL PARQUECHITO".

Si gente, el imbécil de CHUAVECHITO de Vivere tiene un parque en el estacionamiento de Unicenter. Por Dios !!
Fíjense que el comuñe maldito ese, no solo transtorna desde TV y radio con sus cancionetas boludas sino que tiene su propio parque. Que mal estamos....
Lo único que me gustó es que el pelotudo no tiene circo como los gatos Mariana de Melo, Nazarena, etc., sino que le tocó un miserable rinconcito en un estacionamiento.

AHI TENÉS CHUAVECHITO!

jueves, 31 de julio de 2008

Solo los chicos, tan solo los chicos

31 de Julio. 15:00 horas. Corrientes y Esmeralda. 150.000 niños esperando para entrar a los teatros.
¿ALGUIEN ME PASA UNA GALLETITA DE AGUA QUE ME QUIERO CORTAR LAS VENAS?
No tengo dudas, el H d P que inventó el maldito receso invernal no tenía hijos.
Durante las dos semanas de vacaciones de invierno es imposible organizar cualquier salida. ¿Queres ir al cine? ¡Cagaste!. Lo único que hay en cartel (a excepción de Batman) son las pedorradas infantiles (¿?) con las que la industria cinematográfica nos deleita cada año para estas fechas.
"Los super Agentes" MY GOD. Darío Lopilato ¿es actor?... Las tetas de Sabrina Rojas ¿son ATP? .... "100 % Lucha. La película": si Martín Karadagian estuviera vivo se hace re cagar a trompadas por la Momia, el Caballero Rojo y El mercenario Joe juntos para que lo maten de nuevo al ver semejante estupidez....
¿Y el teatro? Tanta princesa Cenicienta y principe azul empalaga. Liz Solari, ¿Barbie? Ay nena... ta bien, sos una muñeca ¡pero de madera!. Y ni que hablar del infeliz de Barnie... ¡Dinosaurio pedófilo! y este año en el espacio... ay Dios, pobres marcianos con el coso violeta ese suelto!
El asunto es que TODO es para chicos. ¡Hasta la comida! Vayas a donde vayas HAY PIBES. Miles de pibes. ¿De donde salen? ¿Estaban encerrados en algún sótano misterioso y los soltaron a todos juntos?.
¿Y los padres?. Los padres son un capítulo aparte. A ver señores: si el año tiene 365 días y 52 fines de semana ¿por que llevar a sus niños a pasear en estas dos malditas semanas? NO SEAN CRUELES. La cantidad inconmesurable de bajitos aumenta el riesgo de contagio de piojos, gripe, sarampión y vaya a saber uno cuanta peste infantil más.
Por mi parte, decidí no asistir a espectáculos por lo menos, hasta el 30 de Agosto, porque las "vaca" de invierno, tienen un efecto residual de casi dos semanas más de pelotudeces en cartel y niños llorones copando cuanto espacio público puedan.
Y, por si no pudiera resistir alguna imprevista invitación, me he munido de unos cuantos litros de gas oil, kerosene, nafta común y premiun, y una buena cantidad de fósforos y encendedores, no sea cosa que me vengan las ganas de incendiar algun teatrito y me quede sin material inflamable.
Ay Herodes.... si vivieras en estos tiempos te darías cuenta que corto te quedaste!!