Aqui mandan las DIVINAS

En el imaginario popular de ambos sexos, estas reglas son de oro:
1) Las lindas son tontas. 2) Las inteligentes son feas.
No se concibe la idea de una mina sea un minón, y a la vez pueda ser inteligente, tener una carrera y una gran habilidad para conversar.
Entonces, si estás buena, te ponés a leer filosofía, compras la última peli de los hermanos Cohen, estudias alguna ingeniería y usas palabras difíciles, porque sino, automáticamente te catalogan de infradotada.
Y si sos como yo -medio pedorra, bastante baqueteada, recibida en 2005 (...)- tenes que ser la más copada de las fiestas, tener el último CD de Pink Martini, conocer los juegos de la Play y hablar con neologismos indescifrables para no convertirte en "el mono que piensa" .
Chicos paren!!! ... ¿Me estoy volviendo estúpida?
¿Por que crecí pensando que estaba bueno ser feucha así parecía inteligente? ¿Por que me esfuerzo por ser re copada, aún a costa de parecer un bagre? ¿Por que si una noche me produzco, me pongo tacos y perfume, me siento un gato?
La guerra entre las lindas (divinas) y las inteligentes (populares) no la inventó Patito Feo.
La guerra entre lindas e inteligentes la inventó alguna fea tonta que creyó que si se leía los 25 tomos de la Enciclopedia Británica se iba a converir en una piola bárbara, que pese a ser horrible iba a ganar más tipos que la linda del barrio "por su inteligencia".
Y todas las boludas la seguimos. Yo primera. Bien boluda!!!
Y me perdí la adolescencia haciédome la rara y escondiéndome en maxi buzos y ropa de varón.
Y casi me pierdo mis primeros años adultos metida adentro de una biblioteca. O peor, de novia con un gilazo tragador de Nieztche (o como se escriba). Si no fuera porque entendí que se puede ser divina y popular. Una cualidad no excluye la otra. Es más, se complementan. El combo perfecto es divina + popular, no una u otra...
Podes ser tan inteligente como Patito, y estar tan buena como Antonella.
Y ojo, ¿eh? Esto no es una apología de la superficialidad, todo lo contrario. Es un alegato a favor de la inteligencia, pero de la inteligencia en serio. La de aquellas que saben aprovechar todo lo que tienen, cerebro y lomazo, y no les da vergüenza.
Y la de aquellas, que como YO, estamos el medio, no somos ni diosa ni premio Nobel, pero la remamos todos los días, y tan mal no nos va.
Y de tanto en tanto, nos miramos al espejo, y en vez del pato negro devenido en cisne blanco del cuento, vemos a una mujer DIVINA, en el sentido más amplio de la palabra.

Y nos sentimos felices de serlo.
Porque sabemos, que además de ser Divinas, PENSAMOS.

(y eso está buenísimo)....