Naranja de ombligo son aquellos que ruedan por la vida solitos solos, felices de su condición y declarando su independencia cada mañana al despertar.
A ellos les encanta ser así, naranja entera y no la mitad de otro, como los débiles media naranja que necesitan que alguien los complete en su redondez frutal.
"Yo no tengo compromisos. Yo no puedo hacerme cargo de nadie. No me gustan las ataduras", proclaman como máximas.
Aire y Espacio son sus necesidades básicas, y nunca se quedaran en aquellos lugares en donde no se los provean.
Y por supuesto, lo que más les gusta en la vida es mirarse (y hacerse mirar) su gran, su enorme OMBLIGO. Centro de todo el universo, perfecta creación de la naturaleza.
Por eso necesitan ir de frutera en frutera buscando quien les diga lo jugosas, lo dulces que son...
Pero cuando intuyen la mínima posiblidad de ser envasados, desaparecen sin dejar rastros, rodando y rodando hacia campos abiertos.
Sin embargo, a toda naranja de ombligo le llega su momento de ser postre, y cuando lo notan, se pone a buscar como locos un kiwi vitamínico que les haga la segunda, o una mandarinita dulce que los refresque un poquito. Algunas veces la encuentran, y juntos son un excelente licuado de verano...
Y otras (pobrecitos) ya están tan resecos y exprimidos de tanto rodar sin descansar, que nadie los quiere aprovechar.
Ni de cascarita para el mate....
A ellos les encanta ser así, naranja entera y no la mitad de otro, como los débiles media naranja que necesitan que alguien los complete en su redondez frutal.
"Yo no tengo compromisos. Yo no puedo hacerme cargo de nadie. No me gustan las ataduras", proclaman como máximas.
Aire y Espacio son sus necesidades básicas, y nunca se quedaran en aquellos lugares en donde no se los provean.
Y por supuesto, lo que más les gusta en la vida es mirarse (y hacerse mirar) su gran, su enorme OMBLIGO. Centro de todo el universo, perfecta creación de la naturaleza.
Por eso necesitan ir de frutera en frutera buscando quien les diga lo jugosas, lo dulces que son...
Pero cuando intuyen la mínima posiblidad de ser envasados, desaparecen sin dejar rastros, rodando y rodando hacia campos abiertos.
Sin embargo, a toda naranja de ombligo le llega su momento de ser postre, y cuando lo notan, se pone a buscar como locos un kiwi vitamínico que les haga la segunda, o una mandarinita dulce que los refresque un poquito. Algunas veces la encuentran, y juntos son un excelente licuado de verano...
Y otras (pobrecitos) ya están tan resecos y exprimidos de tanto rodar sin descansar, que nadie los quiere aprovechar.
Ni de cascarita para el mate....
8 comentarios:
lo mejor que escribiste che
La aplaudo de pie Anette. Esto que escribió es excelente...
Podría agregarle (sin que hiciera falta) que esta clase de gente suele hacerse el Banana, pero que son medio Zapallos (si, no es una fruta pero el almíbar pegan como postre).
lo mejor que has escrito lejos
Yo creo que no distingue género. Hay minitas así. Pero el mercado también está plagado de tipos que no quieren compromiso con nadie.
A mi me copa asumir compromisos. Me gusta saber que formo parte de pequeñas cosas, que comparto parte de mi vida con gente a la que adoro. Si no hay eso, no hay nada.
Pobre del resto!
Beso
Chuni
Gracias Naimad y anónimo (te conozco?)...
Aclaratoria para el comentario de Chuni: Naranja de ombligos los hay con y sin pito !!! (el post no distinguía entre unos y otras). -
Vengo leyendo en forma cronológica. El mejor post hasta acá.
Excelente la verdad..... Te felicito.
exelente, no se puede decir otra cosa...
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